Descripción

Cerca de la aldea de Gromaz se encuentran dos molinos bastante deteriorados aunque en proceso de restauración, que están literalmente colgados sobre una estrecha pared rocosa. A su lado cae con fuerza el agua, formando una espectacular cascada o “seimeira”, como se las denomina en esta zona, de más de 20 metros de altura que se puede ver a través de la ventana de uno de los molinos. Lo angosto del lugar, las construcciones colgadas de la pared, la abundante vegetación, el agua que todo lo salpica, hacen que aquí se pueda comprender exactamente qué es un micropaisaje. El sonido del agua, las texturas de las rocas y los colores de la vegetación generan un entorno muy singular del que merece la pena disfrutar tranquilamente.

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